En la infamia y complicidad europea con el genocidio de Gaza, ningún país destaca tanto como Alemania. El establishment alemán demuestra que no solo no ha aprendido nada de su pasado sino que utiliza ese pasado para justificar un nuevo genocidio. No es confusión mental, no es torpeza, no es la proverbial ausencia de empatía y humanismo elemental del carácter autoritario, no es ambigüedad: es pura continuidad con el pasado alemán. Impronta nacional. De repente queda clara la gran comedia del cacareado Vergangenheitsbewältigung: Alemania sigue estando, sin despeinarse, en el bando infame de la historia, del lado de los criminales y penalizando a la parte sana de su sociedad, horrorizada ante tanta bajeza y deshonor. En New Left Review, Thomas Meaney describe en este calendario la toxicidad del ambiente euroalemán en el año 24 del siglo XXI. (RPdF)
Autor: Thomas Meaney
Fuente: https://rafaelpoch.com/

