Cada día se destapan más casos de corrupción y siempre unos son más escandalosos que otros. El más mediático de los últimos días sigue siendo el bunker “devocional” construido por Allan Rodríguez en las oficinas de la presidencia del congreso.
Pero hay otros, como el desastre dejado en el aeropuerto La Aurora. O el conflicto de interés que genera que un hermano del presidente del Banguat, González Ricci, haya obtenido activos que el banco subasto. O la crisis de desabastecimiento que viven los hospitales de referencia, solo por mencionar los más recientes.
Hay una que estalló hoy y se hace acompañar de la denuncia respectiva en contra del secretario del MP Ángel Pineda. Se supo que Giammattei transfirió dinero público para contratar un bufete de abogados gringo, a petición de la fiscalía y con la participación del Procurador de la Nación de ese entonces, para perseguir a ex fiscales refugiados en Estados Unidos.
Es bien conocido que en el Ministerio Público no se mueve nada si no lleva el visto bueno de la fiscal general. Ella misma lo ha manifestado así. En tal sentido, se podría esperar que de inmediato presentará su renuncia, dada la conspiración ilegal que autorizó. Pero sabemos que eso no va pasar.
Ella no está dispuesta a semejante sacrificio, si sabe perfectamente que tiene el respaldo de la corte de constitucionalidad, de la cúpula empresarial y del crimen organizado, quién contra ella.
Esa corte de constitucionalidad tiene el empeño curioso de domesticar las acciones del ejecutivo, para evitar que se revierta la cooptación corrupta del Estado, del cual ellos forman parte. Así que ahora se permite resolver en contra de los testigos, por no decir estos, lo que la fiscalía quiere escuchar. De ese tamaño es el compromiso con la corrupción.
Así que, pese a las denuncias, Consuelo Porras nunca actuará legalmente contra los miembros del pacto de corruptos; vean a Jimmy Morales que sigue gozando de impunidad, pero no de inmunidad. Lo mismo pasa con el séquito de delincuentes que hicieron gobierno con Alejandro Giammattei, ahora hasta se convierten en querellantes en contra de los fiscales que en su momento los denunció.
Por culpa de esta cooptación, la justicia dejó de ser ciega, ahora y por el momento es solo una justicia cooptada y corrupta.

