Y pensar que estuvimos a un paso de convertirnos en Venezuela o en otra Cuba. Pero, nos estamos pareciendo más a la Argentina de Milei.
Bernardo Arévalo, pese a tener el respaldo ciudadano, opta por aliarse con los empresarios que apoyan el golpe de Estado, y esto lo que viene a descuadrar todo.
Algunos piensan que quizás no tengan otra opción. O quizás no exista otra opción. Otros en cambio piensan que fue muy pragmáticos, como dijo un comentarista de radio. También hay quién cree que los de Semilla son más ingenuos de lo que aparentan. Lo cierto es que la improvisación es mala consejera.
Lo cierto es que algunos de los votantes de Semilla desean con urgencia que el poder se comience a ejercer, empezando por desmontar todos los vestigios del neoliberalismo depredador instalado en las políticas públicas, incluyendo la corrupción.
Pero cuando se exhibe una alianza pública – privada de esa naturaleza, para responder a una necesidad de país, aquí no sé si el manejo del aeropuerto sea una necesidad sentida, puede ser más bien un mecanismo para huir, solo queda pensar que es una acción desesperada para solventar el asedio al que el mandatario está expuesto.
En este punto, la duda es más importante que la respuesta.
Lo cierto que eso y más, generan desgaste, erosionan el apoyo que aún mantiene el presidente y le brinda al pacto de corruptos, herramientas para minar al partido de gobierno.
Hay que reconocer que se vive un proceso de transición, dentro de la interminable transición a la democracia, y por eso urge identificar con claridad estas cuestiones. Y Semilla al parecer, no tiene la capacidad ni claridad para identificar quién es aliado y quién enemigo.
En ese marco sobresalen dos cuestiones. En Semilla no existe un líder que enfrente a la oposición. Por eso, buena parte de la sociedad aplaudió a Menkos, el ministro de finanzas, cuando se enfrentó a los diputados en el Congreso. Pero una golondrina no hace verano.
En el bando de la corrupción tampoco existe un líder creíble y confiable. Allán Rodríguez, en conjunto con Sandra Jovel y Álvaro Arzú, continúan su conspiración de la mano del más hijodeputa de todos, el ex presidente Giammattei, para liderar la oposición, pero nadie da un centavo por los tres chiflados.
Nester Vásquez fue el gran perdedor en las recientes elecciones a comisiones de postulación del colegio de abogados. Ni con el poder que le otorga la CC, logró obtener ventajas para los corruptos.
Lo bueno es que todos estos especímenes corruptos están tan desprestigiados, que solo la fiscal general convive con ellos. Falta comprobar si esa alianza perversa es suficiente para concretar el golpe de Estado.
Pero habrá que darnos cuenta que de esa forma nadie puede gobernar. Por más que se diga que es la Corte de Constitucionalidad la quién tiene el poder, en última instancia solo decide lo que se le pide que decida, mientras la fiscal destruye, principalmente a sus enemigos. Pero en conjunto, ellos tampoco pueden gobernar y cada día que pasa pierden más terreno, a pesar del daño que aún causan.
Entre los partidos dentro del espectro de la corrupción y la cooptación destacan Vos, que se ha convertido en un esperpento al servicio de la fiscalía. En Cabal cada quién hace lo que mejor convenga a sus intereses, y en la UNE, este sobrevive sobre los pactos realizados con el núcleo duro del pacto de corruptos y Sandra Torres.
Así que solo queda Bernardo Arévalo. El único con poder suficiente para frenar esta locura.
Pero debe asumir el liderazgo y ejercer como presidente. No como diplomático, no para conciliar. Ese tiempo se terminó. Tampoco para salir de viaje a cada momento que el juego diplomático de Estados Unidos requiera. Y menos salir posando junto a un acusado de corrupción.
Urge que se reconozca que estamos viviendo un período de transición, reconociendo que el viejo esquema de la cooptación se niega a morir y desaparecer. Así que ese nuevo liderazgo que el país necesita debe ser capaz de manejar el momento político con destreza y valentía.
No se vale inventar, como tampoco replicar las mismas recetas que han fallado una y mil veces, aquí, y en la Argentina.
El fascismo libertario de Argentina es igual de perverso que el fascismo libertario chapín.
Se necesita reconocer que vivimos tiempos nuevos en el mundo, tiempos desconocidos y que el futuro está alcance de la mano, siempre y cuando se logre divisar el camino correcto a la prosperidad. El ultraliberalismo debe ser derrotado, utilizando otras políticas y desenmascarando al mercado depredador. De lo contrario, los demonios nos alcanzaran. Y lo peor, terminaran gozando el dinero de la corrupción con la impunidad eterna, por los siglos de los siglos.
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